Oh... me estoy enterando de esta triste noticia ahorita...
México perdió ayer a uno de sus más queridos personajes: Rigo Tovar.
Su pérdida representa el adiós a un ícono, el adiós a la encarnación de grandes emociones y eventos significativos en las vidas de muchos mexicanos.
Leyendo los pormenores de la noticia, se me vienen a la mente las conversaciones por msn que tuve con Rigo Jr., cuando me hablaba de los momentos gloriosos de su padre y yo le preguntaba más sobre él, intrigada por el fenómeno que representó y su trascendencia.
Rigo Tovar es parte ya de la cultura popular mexicana, y me atrevo a afirmar, sin temor a equivocarme, que Rigo Tovar será inmortal, porque él vive en la memoria colectiva de nuestro pueblo.
Sin embargo, mis pensamientos están dedicados a Rigo Jr., a quien me gusta considerar mi amigo a pesar de conocernos poco, pues coincidimos el año pasado durante un solo evento emocionante que en cierto modo nos unió -la gira de The Cure en nuestro país-.
Pienso en Rigo Jr. con cariño y simpatía, porque si el pueblo de México perdió a Rigo Tovar el artista, sus seres queridos perdieron a Rigo Tovar el hombre.
Ojalá hubiera algo que pudiera hacer para aliviar el dolor de un amigo, pero no puedo hacer más que extenderle mi más sentido pésame, ponerlo a él y a su familia en mis pensamientos y oraciones, deseando que pronto el sol vuelva a brillar, convencida de que quienes han muerto no mueren en realidad mientras haya quién los recuerde...
Que suene la música... ¡que gravite la sencilla poesía sobre nuestras almas!
Adiós, Rigo.
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