He vuelto a soñar.
Cada noche, de nuevo sueño.
Usualmente, cuando cerraba los ojos por la noche, una imagen se materializaba en mi mente en el instante previo a quedarme dormida. Con frecuencia he tratado de capturar esas imágenes con el último rastro de conciencia, sólo para sorprenderme a mí misma con su rara composición porque no sé de dónde sale tanta complejidad sin sentido.
Las imágenes siempre son extrañas.
En las últimas dos semanas, las imágenes han dejado de ser cuadros estáticos. Ahora empiezan a moverse y sé que son el inicio de la trama de un sueño. Siento como si soñara toda la noche.
Estoy tranquila.
Creo que estoy ordenando un poco mis pensamientos, limpiando un poco el desorden en mi interior.
Cada noche, al cerrar los ojos, sé que voy a soñar. Y sueño. En la mañana, cuando abro los ojos, los sueños aun están en mi mente y los recuerdo, aunque no quiero pensar mucho en ellos porque no me inquietan ni me parece que reflejen la realidad, así que dejo que se disuelvan en el olvido de la realidad.
¡Si tan solo la vida se pudiera tejer como se tejen los sueños!
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