"Me perdonó el huracán" pensé a mi llegada a Xalapa.
No hay lluvia... sólo la recalcitrante humedad de mi ciudad amada.
Pero los huracanes en realidad no perdonan y Veracruz ha sido golpeado severamente. La muerte y la pena se extienden por las verdes regiones arrasadas de lodo.
Más oraciones inútiles.
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