Una relación de pareja no se mantiene sólo con el interés de explorar profundamente los cuerpos, sino que es necesario explorar también las almas. Y explorar el alma de otro no es algo que se haga como si fuera un tour con itinerario; es más bien deambular en un viaje sin destino, donde te adentras más y más en el otro sin temor a perderte.
El amor es, antes bien, sucumbir al deseo de perderte.
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