Yo aun sigo en el alucine de lo que vi y escuché en esas cuatro noches exquisitas!
Al final del último concierto, yo estaba llorando... y cuando Robert se regresó por última vez al micrófono a decir "I'll see you again", ya fue el no va más y no me pude contener! Aunque expresó el mejor agradecimiento al público mexicano con estas palabras, me recordó que los momentos vividos eran irrepetibles y, sin importar si cumple su promesa y vuelve, me causó una profunda nostalgia...
Me puse a llorar. Cuando prendieron las luces, los chivacure (que estaban junto de mí) me veían y me abrazaban... y yo lloraba más!!
Pero no me quedé triste. Después de ese momento de nostalgia y la avalancha de emociones, me he dado cuenta que el vacío que deja algo que se ha acabado no es nada en comparación con las emociones que quedan en el recuerdo...
Fueron muchas emociones de lo más intensas en esos días! Aun me dura la excitación!
Nunca había sentido tantas emociones juntas... hubo momentos en que me sentí enloquecer! Fue tan liberador... Algo muy placentero!!! Sí, sí... es algo que jamás olvidaré! me acuerdo y me siento como si brillara por dentro!
En estos momentos es que cobra sentido la frase de Keats que Robert usó como intro del Trilogy: "Ay, en el mismísimo templo de la dicha, la velada melancolía tiene su relicario soberano."
Aunque no tenía a mi lado en esos momentos a alguien con quien compartir plenamente esos mágicos momentos y el inevitable clímax, sabía que los mexicures estaban allí entre los miles de almas que nos desgarrábamos a cada instante. Su amistad me hace feliz y les agradezco su hermandad porque no estuve realmente sola y fueron parte de esta gran experiencia; de otro modo, creo que reventaría...
Gracias, mexicures, los llevo en el corazón.
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