La decepción nacional futbolera llegó.
Me alegra que a mí el asunto del futbol me sea totalmente intramuscular porque así, cada cuatro años que veo el futbol, el corajón que paso es de corta duración.
Otra vez la Selección Mexicana ha hecho un papelón.
Los errores garrafales que han demostrado sólo demuestran que no se tienen jugadores de excelencia. Podrán ser buenos pero no soportan la presión, y eso hace toda la diferencia.}
A un neurocirujano no le puede temblar la mano mientras extirpa un tumor sólo porque se siente presionado. Con un jugador profesional es lo mismo.
Rafa Márquez metió la mano en el área y provocó un penal que fue bien cobrado por los portugueses; y luego Omar Bravo falló un penal que le había sido otorgado a la Selección Mexicana. Par de brutos.
Yo no perdono (y menos con el dineral que se les paga a los jugadores en México).
En fin, ya no me enojo tanto porque, desde el partido pasado en que México no pudo ganarle a Angola, se notó la mediocridad. Ojalá hubieran pasado mejor los angoleños.
Ahora prepárense para una goliza vergonzosa en contra de Argentina.
Qué pena, de veras. Y el pueblo que tanto necesita de un triunfo colectivo ha sido decepcionado de nuevo, cuando todos los medios les habían vendido la idea de que la selección mexicana haría un papel bueno (mínimo respetable) en este Mundial.
Ni hablar. Creo que si veo algún otro juego de fut esta temporada, será siempre y cuando los expertos vaticinen que estará bueno (si no hay sangre no vale) y haya buenos tacos de ojo (me quedo hasta ahora con Cristiano Ronaldo).
Por mi parte ya doy por concluido el capítulo futbolero de esta temporada (ahi me avisan quién gana la Copa) y ahora... hasta dentro de 4 años.
*
No hay comentarios.:
Publicar un comentario