jueves, 5 de febrero de 2004

Visita al cementerio

A mamá le gusta visitar a los muertos y llevar flores al lugar donde yacen los restos de sus cuerpos.

Cada visita al cementerio es una invocación a la nostalgia y a la melancolía.

Cuando yo esté muerta -¡cuando sea una muerta!- no quiero venir a un lugar así. No importa que esté lleno de flores coloridas, pues todas ellas están muriendo. Muriendo. Como todos nosotros.

Los cementerios son mundos apartados de nuestros mundos reales... son los bastiones del olvido.

Sería trágico que algo de mi esencia realmente quedara encadenado en la muerte al sitio donde yace mi cuerpo corrompiéndose. Quiero creer que no es así, en cuyo caso poco importa si recibo o no la visita de los vivos.

Flores o no, los cementerios son tristes.

Quiero creer que nuestros muertos viven siempre en nuestros corazones y que, mientras los recordemos, no morirán realmente.

Flores o no.
*

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