Esta tarde, bajo un sol picante, entró en cortas ráfagas un norte que presagia al invierno. El polvo subió veloz calle arriba.
Más tarde en los patios se escucharon goterones repiqueteantes. Por la ciudad se elevó ese aroma a tierra mojada que cambia el humor.
La lluvia pasó. La tarde ostentaba una falsa serenidad, habiendo cambiado la matinal cúpula azul por una capa de profundos pliegues de plomo. Calma.
Entonces, el viento... y la obscuridad.
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1 comentario:
FELICIDADES.
Es un lindo poema.
Me regocijo leyendolo.
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