martes, 13 de marzo de 2007

Una noche en La Quebrada

De todos los espectáculos que ofrece Acapulco en su agenda nocturna, el de los clavadistas de de La Quebrada es quizá el más nostálgico. Me recuerda el viejo juego de Turista, donde la casilla de Acapulco tenía la silueta de La Quebrada y un clavadista en el aire.

Adoré cenar en el restaurante del mirador mientras veía a esos jóvenes escalar las rocas del acantilado para desafiar a la muerte saltando al mar que constantemente lame las rocas debajo.


Un espectáculo que sigue siendo primitivo aunque esté actualizado.

Esa primera noche en Acapulco fue como hacer un viaje al pasado, al Acapulco de las películas... al Acapulco de todas esas historias de la década previa a mi nacimiento.

En contraste con el glamour y lujo contemporáneos que nos aguardaban en la Punta Diamante, esa noche disfruté de la deliciosa decadencia que aun florece cada noche en el Acapulco viejo.
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