Según Herr Boigen, mi literato amigo Adrián Herr Era -que aun es-, la mejor solución para acabar con el miedo a la página en blanco es escribir "cualquier estupidez" que a uno se le ocurra, cambiando incluso el ambiente en que se escribe.
Cambiar de ambiente va a estar complicado para mí, pues me he vuelto dependiente de mi "chompu" -mi linda y boba laptop-, la cual yace sobre mi escritorio, muy cerca de mi cama, desde donde es la inanimada compañera de mis ratos a solas. Las hojas de papel son para mí mejores receptáculos para las rayas de mis dibujos insulsos, que para mis palabras, y por eso mis portaminas de medio milímetro y mis puntos de aguja de gel negro rara vez escriben. Quizá deba obligarme a tomar notas en mi agenda con más frecuencia.
Sin embargo, en cuanto a las estupideces, no creo quedarme sin materia prima para plasmar por escrito. Las estupideces que la mente humana es capaz de generar son, sorprendentemente, ilimitadas.
Albert Einstein, genio sin inigual, decía que "si una idea no es absurda de inicio, entonces no tiene futuro". Trataré de tenerlo siempre presente (no sé si como aliciente o como pretexto).
Supongo que este blog empezará a convertirse en algo extraño, con contenidos variables, y quizá tenga que disculparme algún día por hacerle perder el tiempo a algún incauto lector que se llegue a asomar aquí.
¿Por qué he de ser siempre tan exigente? Ahora mismo estoy pensando si esta estupidez será lo suficientemente estúpida como para ser escrita... ah, pero claro, si no fuera así, no sería realmente yo. Evidentemente, el objetivo del ejercicio es aprender a ser indiscriminado y no decidir a priori qué debe escribirse y qué no.
Deberé esforzarme más -recordando aquello de never enough- para hacer de escribir un hábito, pues creo que eso me hará una persona más feliz. Siquiera debería considerar que esto puede ser terapéutico y beneficiososo para la salud (como bajar de peso y hacer ejercicio... yeah, whatever).
Como sea, cada vez me siento más desesperada porque siento que traigo atravesada -por demasiado tiempo ya- la historia de un Ángel aun más desesperado, y sé que ponerla por escrito es la única manera de poder exorcisarla de mi mente.
Ah, come hell! Hell or high water...
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