Música electrónica. El recuerdo de una noche del verano pasado en que descubrí el encanto de lo que yo creía que era puro ponchis-ponchis. Bailar tres horas aguardando. Whatever is to "let go"? Resistencia: foresaw then stop. Espiral, crescendo, go. Again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and again and AGAIN! Largos momentos comprimidos en beats inconmensurables. Cure? No, el DJ no repite. Intuición: it's about to happen! Y sucedió. Movimiento estático, cadencia incomprensible. "Hey, Mr. DJ would you play another lovesong?" Tomando la ola sin miedo, el viaje fue deliciosamente ensordecedor. Era cierto, la música estaba diseñada para eso; tres horas de espera me permiten comparar. Colores en la obscuridad. La luz del día llegó, la callada resaca me acarició. Un sorbo de agua -piedras en mi cabeza no-, una pizca de sol, el contacto con la tierra y los miedos disueltos en el viento que sopla alrededor. Keep waiting for something coming down -but nothing really happens- while the echoes of music gone are coming back again -and again- going up -up- to heaven -up- forever spinning round and going high. Bailando y soñando entonces; escuchando y pensando ahora. Es diferente. Como todo placer en la vida, la primera vez jamás se olvida. "Hey, DJ K, no me pones otra rola?" Fly high.
*
No hay comentarios.:
Publicar un comentario