viernes, 5 de noviembre de 2004

De influencias y fusiles

Nadie descubre el agua tibia. Lo que el genio de cada quién sea capaz de hacer con el agua tibia es otra cuestión que nada tiene que ver con plagios: muchas almas creativas podrán hacer sopa con el agua tibia, pero que sea sopa no implica que sea plagio ¡ni aunque haya más de una sopa de pollo! (el cual por cierto tampoco es necesario "descubrir").

Para cocinar la sopa, cada quien usará diferentes ingredientes (o los mismos) en diferente orden, con diferente grado de cocción o énfasis, y al final la sopa será espesa, aguada, con pedacitos flotando, transparente, turbia, etc. Y si de una mesa a otra los comensales le van a gritar a un chef u otro que si su sopa se la plagiaron en la cocina de junto porque igual tiene pollo y se come con cuchara, pues ya nos fregamos todos, no?

En consecuencia de lo ilustrado en el punto anterior. Si lo que yo quiero es hacer sopa, es porque he probado ya la sopa y hasta se me antoja poder cocinar una tan rica como la que cocina mi chef favorito. Pero hay una gran diferencia entre copiar SIN ENTENDER, y copiar CON CONOCIMIENTO DE CAUSA. La verdad es que cuando entiendes lo que haces, aunque trates de fusilar algo NO VA A SALIR IGUAL, y en el proceso puedes aprender algo nuevo y hallar soluciones válidas y ORIGINALES.

Para mí, los FUSILES los produce la gente INCOMPETENTE en la materia. La gente brillante puede igualmente copiar, pero lo hace BIEN, porque el producto final obedecerá a su genialidad.
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El anuncio del 'Norte'

Llega con tres días de retraso este año. Los muertos ya vinieron y se fueron, y el viento del norte no acudió a barrerles los panteones... pero hoy llegó.

No podía haber pasado la semana sin que recibiéramos al primer Norte de este año, que con su seco y gélido aliento anuncia el inminente invierno. Ahora vendrán las noches de neblina y chipi-chipi, la Guadalupana y Navidad.
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miércoles, 3 de noviembre de 2004

Tenemos Bush para cuatro años más

Sucedió lo que era de esperarse: George W. Bush fue reelegido como presidente de los Estados Unidos.

Dicen que más vale malo por conocido que bueno por conocer (triste consuelo), pero ¿qué puede ya ser peor que constatar que el Imperio Estadounidense, pese a su podredumbre, sigue manteniendo la fuerza en sus instituciones? Es evidente que esta decadencia va a durar por siglos y que los Estados Unidos aun han de recorrer un largo camino en el proceso de consumirse -pisoteando a su paso, naturalmente, al resto del mundo-.

Así que tenemos George W. Bush para cuatro años más (y digo tenemos porque TODOS lo sufrimos por igual). Después de todo, Estados Unidos es un país guerrero que está en guerra, y cambiar de líderes en estos momentos no puede traer sino caos (¿más??? sí... yo creo que MÁS).

Mejor se debería pensar, antes de iniciar una guerra, en su costo y en cómo detenerla... especialmente ahora que sus pormenores nos son entregados frescos (perfectamente manipulados) a través de la televisión que, como si de uno de sus sórdidos reality shows se tratara, nos hace pensar que, de este lado de la pantalla de la televisión, todos somos inocentes:

Qué absurdo es pensar que si YO no quería guerra, estoy libre de pecado y la culpa entonces es de alguien más!

Con los resultados de estas elecciones, el siguiente acto del drama inicia hoy... ¡que siga la función!
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martes, 2 de noviembre de 2004

Altar de Muertos

lunes, 1 de noviembre de 2004

Alrededor de una mesa en el Día de los Muertos

Después de batir la masa -vaya que se necesita condición física para ello-, rellenar y doblar más de doscientos tamales, uno pensaría que pocas ganas quedan de comerlos al final... pero NO. He comido una cantidad inverosímil de tamales calientitos, en compañía de todos los miembros de la familia quienes fueron partícipes del ritual.

En la preparación (que inició desde temprano tras dos días de hacer acopio de los ingredientes) algunos ayudaron más que otros, pero todos estuvimos presentes alrededor de la mesa por horas mientras se desarrollaba la labor, bebiendo y recordando anécdotas de un pasado donde los abuelos aun eran protagonistas.

Al final, todos comimos tamales entre risas, mientras a un costado de la larga mesa de nuestro comedor, sobre el trinchador, las llamitas de más de diez veladoras hacían sombras sobre la pared, y el aroma dulzón de los cempoalxóchis languideciendo en el jarrón, complementaba el gusto de los bocados de maíz que comíamos haciendo honor a una tradición ancestral.

No sólo flores y veladoras son para los muertos, sino nuestra presencia, pues la más grande celebración del Día de Muertos en la familia es el compartir la vida en momentos como éstos: Los vivos alrededor de una mesa, riendo y comiendo, como si ese momento feliz -¡tan feliz!-pudiera ser eterno.
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