lunes, 24 de julio de 2006

Acazo zerá uzted?

Abrió los ojos tras unas inquietas horas de sueño. Tratar de poner orden a sus pensamientos fue inútil.

El aire enrarecido de esa ciudad extraña contribuía a exacerbar esa sensación de que la alumbraba un sol de octubre surreal. ¿Podría esconderse de su mirada? Incapaz de apartar de su mente la inquietante idea, empacó y abordó un autobús con dirección a occidente.

Tenía tiempo que no le quitaba el sueño un hombre... y ciertamente nunca pensó que fuera a ser él. ¡Qué bien había leído su corazón!

"Más sabe el diablo por viejo que por diabo... y tú, querido, eres ambos."
*

1 comentario:

Anónimo dijo...
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